Por: Mary Mora Escamilla • Colombia.com

¿Cómo hacer una pizza casera?

¡Porque hacer una buena pizza casera es posible! Nada mejor que comerla calientica y hecha en casa.

Actualización
Una receta fácil para hacer en casa. Foto: Shutterstock
Una receta fácil para hacer en casa. Foto: Shutterstock

¡Porque hacer una buena pizza casera es posible! Nada mejor que comerla calientica y hecha en casa.

Hay pizzas muy buenas que podemos comprar en pizzerías o restaurantes, pero no hay nada como hacerla en casa, con los ingredientes que más nos gustan. Dentro de las limitaciones, ya que para esta receta, utilizaremos un horno convencional, además te ayudaremos a que te quede lo mejor posible, como una pizza profesional.

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¿Qué materiales necesitarás?

Foto: Shutterstock
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Con los utensilios que solemos tener en casa podemos defendernos. Y el horno convencional también nos será de mucha ayuda.

Una lista básica sería:

- Un recipiente grande

- Una báscula o un medidor de cantidades

- Plástico film

- Un paño limpio

- Papel de hornear

Para ser más “profesionales”, vendría bien un cortador de masa (suele ser de plástico, muy barato), un pulverizador de aceite y para cocinarlo, una piedra de hornear, que nos ayudará a aumentar la temperatura que reciba la masa.

Los ingredientes básicos para la pizza

Foto: Shutterstock
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La masa de pizza se prepara con ingredientes muy básicos, que tenemos siempre en casa: harina, agua, levadura, sal y aceite de oliva extra virgen.

La calidad y “fuerza” de la harina es un punto clave. Entre una y otra marca hay grandes diferencias, por lo que en la medida de lo posible, intenta usar una harina de calidad.

Estas harinas que contienen más aporte de gluten, van a favorecer el manejo de la masa, pues será más elástica, tierna y suave. También son adecuadas para el correcto crecimiento de la masa en el proceso de reposo. Las harinas convencionales, más flojas, nos darán peores resultados. En casa puedes experimentar con una mezcla de harinas, utilizando un 10% de harina integral o de otro tipo, para darle un toque personalizado.

En cuanto a la levadura, se puede usar seca de panadería o fresca, aunque siempre respetando las proporciones adecuadas: para 1 kilo de harina de fuerza, se usarán 8 gr. de levadura seca o 25 gr. de la fresca.

Un dato importante para la masa de pizza, es que no utilices levaduras químicas en polvo. Éstas son gasificantes, y solo actúan en el proceso de horneado, por lo que la masa no crecerá durante el reposado. Esto es perfecto para bizcochos, pero no para masas.

El agua influirá en el sabor de la masa, por lo que si el agua que tienes en casa no te convence o tiene algún tipo de sabor, lo recomendable es emplear agua mineral embotellada.

Finalmente, el aceite mejor de calidad, que sea de oliva y extra virgen, pues este le aportará un sabor suave y especial a la masa.

Ahora sí, manos a la masa

Foto: Shutterstock
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La superficie de trabajo debe de ser amplia, estar limpia y despejada de elementos que no vayamos a necesitar. Debes tener todos los ingredientes y utensilios a la mano. Un mesado de mármol, piedra o similar, es la superficie perfecta para preparar nuestra masa.

Antes de comenzar, lee bien los pasos a seguir, para no improvisar en la preparación. Pesamos todos los ingredientes y los colocamos en la zona de trabajo.

El primer paso es echar la harina en un recipiente grande, hacemos un hueco en el medio y agregamos el agua más la levadura disuelta. A continuación el aceite, y finalmente la sal. Mezclamos con una cuchara, sin amasar y tapamos con film transparente.

Si no vamos a trabajar con ella al momento, podemos dejarla en la nevera, entre 1 y 3 horas, para que vaya “engordando”. Si estamos en verano o en una zona cálida, bastará con una hora. Cuando se acerque el momento de trabajarla, sacarla un tiempo antes del frío para que coja temperatura ambiente.

Volviendo al punto anterior, seguimos removiendo con la cuchara, hasta que comprobamos como va cogiendo cuerpo. Una mezcla pegajosa pero con cierta firmeza.

Echamos bastante harina en el mesón, sacamos la masa del recipiente y la trabajaremos con las manos. Para que no se nos pegue demasiado, puedes mojar las manos con agua fría.

Comenzamos a amasar con las manos. La estiraremos como un churro, y luego la retorcemos en espiral varias veces. Volvemos a juntar y repetimos el proceso. Poco a poco la masa irá cogiendo elasticidad y será más manejable.

Durante el proceso, añadiremos un poco de harina, según nos la pida la masa. Pero tampoco se debe de abusar, la medida correcta diría que es “hasta que la harina no se pegue a las manos”.

Amasamos durante 10/12 minutos, hasta que comprobamos que la masa es homogénea y elástica. Hacemos una bola, y la pasamos de nuevo al recipiente, que previamente enharinamos. Tapalo con un paño limpio (de algodón) y dejálo reposar al menos 1 hora, hasta que aumente el doble su tamaño.

Para saber en qué momento está lista, puedes usar el siguiente truco: presiona la masa con un dedo, y si vuelve a su posición original, significa que la masa está en su punto para preparar la pizza.

La masa puede congelarse sin problema. Envuelvela en film transparente, y descongelala 24h antes, cuando quieras utilizarla. Cuando vayas a estirar la masa, no utilices el rodillo. Enharina bien las manos y estira la masa con la ayuda de las palmas, con cuidado de no romperla.

Poco a poco le das la forma redonda (o cuadrada), y con los dedos se contorna con un borde. Para los más avanzados, puedes lanzar la masa hacia arriba y volver a recogerla con los puños, al puro estilo de una auténtica pizzería.

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La cobertura de la masa de pizza

Foto: Shutterstock
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Mientras nuestra masa crece durante la fermentación, es momento de ir preparando los ingredientes que vamos a utilizar en nuestra pizza.

Elegidos los ingredientes, los lavaremos y cortaremos, según sea necesario. La calidad de los mismos será importante para el resultado final.

Escoge las combinaciones de ingredientes que casen bien entre ellos, y no utilices demasiados. Se recomienda no emplear más de 4/5 ingredientes para la cobertura.

Sobre la masa irá una base de salsa de tomate, preferiblemente casera, que extenderemos uniformemente por toda la superficie.

Sobre el tomate, repartiremos el queso, en porciones o desmenuzado. Usaremos mozzarella fresca, que se puede combinar con otros tipos de queso, el de tu gusto.

A continuación, dispondremos el resto de ingredientes, repartidos por igual, por toda la pizza. Una buena elección es incorporar hierbas aromáticas frescas, como la albahaca o el romero. Le darán a nuestra pizza un toque especial.

Enharinamos la bandeja del horno y colocamos la pizza sobre ella. También puedes colocar un papel de horno, de esta manera será más fácil retirar la pizza.

El horneado de la pizza

Foto: Shutterstock
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Como vamos a tener que cocinar con el horno convencional de casa, tendremos que crear las condiciones más parecidas a un horno de pizzería, y así tener éxito con la pizza. Un horno de ese tipo alcanza sobre 300-350º C y el de casa no suele pasar de 250º C.

Pondremos a precalentar, a la máxima potencia, con la función calor arriba/abajo, unos 15/20 minutos. Si tienes una piedra de hornear, introducirla mientras se calienta el horno.

Colocaremos la bandeja en la parte central del horno, con la pizza sobre ella. Hornearemos unos 8/10 minutos a 250º C. En este tiempo deberíamos de tenerla lista, aunque puede variar en función del grosor de la masa. Debes tener en cuenta que muchos “mienten” y no dan la temperatura real que marcamos en el termostato.

Un truco para comprobar que nuestra pizza está en su punto, es levantar la base con una espátula (o similar). Si vemos que el fondo está comenzando a tostarse/dorarse, significa que la pizza ya está lista para retirar del horno.

Una vez fuera, la dejamos reposar unos minutos. Para no quemarnos al degustarla y para que los ingredientes de la cobertura se asienten con la base de queso y tomate.

Con todo lo que hemos tratado, queda bien claro que hacer una buena pizza casera es posible, aunque tampoco hay que dejarlo todo a la improvisación.

Puedes hacerla del sabor que desees, ¡aquí te dejamos otra idea!